Mujer-princesa

Cada mañana te levantas con la carita limpia

vas al espejo, tallas tus ojos  y te miras

llevas tus jabones aromáticos a la ducha

tallas el cuerpo suavemente para que el olor natural huya

usas una esencia íntima para que tu vagina huela a margarita

tu limpieza dura 20 minutos, no es fácil verse bella

"como te ven te tratan" y tú eres una princesa

que busca al príncipe que te salve de esta miseria.

Ya te espera en la sala "tu" hombre

ese que te protege y te lleva a donde quieres,

con esa minifalda no sea que provoques

y tenga que sacar la espada para defenderte,

bajas las escaleras cuidadosamente

llevas puestos esos altísimos tacones que compraste

estaban en oferta y son de imitación

pero te ves idéntica al estereotipo de la televisión.

Tienes 17, todos creen que tienes más de veinte
tus pestañas largas y tus poses de revista mienten
mami está orgullosa por toda tu arrogancia
no importa tu ignorancia
si juzgas a otra chica por traer la cara lavada
o si miras por debajo de tu hombro a las vecinas
sólo porque tú no viajas en una carcacha.

Has crecido en una colonia proletaria
vives frente a los reos más famosos de la ciudad
en ese barrio puedes comprar armas y coca 
el trueque de personas por dinero no se agota
ante la falta de justicia, los perros son homicidas
los robos en la esquina dejan sin comida a las familias
y ¿los policías? ellos son parte del sistema
ante la pobreza, también buscan su ganancia.

Tú, mujer-princesa, no te juntas con la plebe,
tu futuro está trazado: casarte, tener hijos, mantenerte.
Hace años que soñabas con ser independiente
leías, escribías y criticabas las opiniones de tu gente,
advertías el sexismo en las palabras que escuchabas
mostrabas con pasión las ideas que pensabas.

¿Quién arrancó esos sueños que sembraste hace tiempo?
¿Dónde te dijeron que tu cuerpo tiene precio?
¿Cuándo te encadenaron sin siquiera preguntarte?

Te levantas y te miras al espejo: tienes 62 años,
hace 30 que llevas la misma rutina
y el cuento de hadas terminó en la página 10.