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Mostrando entradas de diciembre, 2013

Ensayo en tres llamados

9:45 pasado meridiano. 500 ml de whisky 200 mg de fluoxetina. Paredes frías. Pupilas distraídas. ¡Primer llamado! Un cuerpo desnudo en el nicho nupcial. Telas superfluas. Gruesos retazos despojados apenas cubren el halo de la intimidad taciturna. Huida quimérica: cerrojos clausurados, brazos y piernas atadas. Hostil hedor a desamparo. ¡Segundo llamado! Piel color púrpura. Anillo: homicida legítimo. -Madrugada lúdica- ensayando el “happy end” Burlón violín mordaz.   Voyeur legítimo. Lágrimas míseras susurran. Nadie escucha. Nadie contesta. Alguien silba. Alguien grita. ¡Tercero llamado! Resaca noctámbula: Pastillas de ácido acetilsalicílico, sábanas esterilizadas. Escena de crimen sin cerco. Alguien calla.

¿Amor hegemónico?

Le duelen las piernas al amor hegemónico. No sabe a dónde caminar ni dónde descansar. Simula su apasionamiento oliendo rosas azules. Hace una mueca al escuchar las cinco letras obligadas y las repite inmediatamente. Por hábito, por eufemismo. No importa si mañana no hay intercambio de miradas, de saberes o siquiera una caricia sufragada. Le duelen las piernas al amor hegemónico. En la bitácora de viaje se acumulan los kilómetros andados, se definen las rutas de la "dama" que sigue a su "hombre". Se guardan los tickets de arrendamiento manchados, silentes, llenos de vergüenza...melancólicos. Los sueños dibujados, aparecen con huellas ajenas. El despojo les robó la imaginación, a cambio tienen una rúbrica valuada en algunos pesos. Le duelen las piernas al amor hegemónico. Se atreve. Corre con las manos palpitantes y el corazón agitado. Cae ante la menor provocación de liberación. Sangra. Repite en cada zancada "debo obediencia al sistema p