Candado

Mi boca nació con un candado.
¿Y la llave? pregunté una noche nublada.
Hasta ahora no tengo pistas siquiera de su existencia.
Durante las primaveras busqué en las macetas que tanto cuidaba la abuela.
En los veranos, debajo de mi orgullo pisoteado y ultrajado.

Cada otoño, miraba fijamente los muros de mi casa fría.
Los inviernos... los inviernos...

Una mañana escuché un rumor detrás de la puerta,
mientras espiaba a esa gente adulta que asqueaba frente a mis vestiduras
ajenas a la supuesta feminidad normada: jeans rotos, playera de beisbol,
el pelo atado en chongos, tenis... siempre tenis.

¿ Qué era yo entonces?

"Las mujeres calladitas se ven más bonitas", murmuraban mientras reían.

Y me acordé de la llave.

Mi boca nació con un candado.




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